El Lobo Mexicano es la subespecie más pequeña de lobo gris, se distribuyó históricamente desde el sur del territorio de los Estados Unidos de América (esto es, los estados de Arizona, Nuevo México y Texas) (Young and Goldman, 1944, Brown, 1983), hasta la cuenca del Valle de México, coincidente con la distribución de los grandes cuadrúpedos y, en general, de los mamíferos y las plantas de origen neártico.
Algunos estudios del lobo mexicano señalan que su tamaño es mas pequeño que el de los lobos del resto del mundo, alcanzando una talla similar a la de un pastor alemán; su peso varía entre los 21 y 41 kg. Sus medidas están entre los 140 cm, y los 180 cm, del hocico a la cola. Su altura a la cruz va de 65 a 80 cm, (Moctezuma, et al, 2004) y su cabeza es angosta; las orejas son grandes, de 11 cm en promedio, gruesas y redondeadas en la punta, las patas son grandes y los cojinetes anchos, cuya superficie es de 10 x 8.5 cm, son de tamaño considerablemente menor que las de los lobos de Canadá, relacionándose esta característica de manera directa con las condiciones correspondientes de mayor severidad en la locomoción que tienen los lobos del norte al moverse buena parte del año en la nieve.
La cola es proporcionalmente larga (25 a 45 cm) y está cubierta por pelo largo no muy denso, de color ante u ocráceo amarillento, con pelaje negro en la parte superior dorsal y sobre todo en el extremo. El pelo entre los hombros y la parte anterior de la espalda es más largo que el resto y forma una especie de melena. Los colores predominantes en esta subespecie son el ante o leonado (ocráceo) pálido, amarillo sucio con sombreados negros en el pelo de la espalda y en las partes superiores de los flancos; la garganta suele mostrar un collar de color negro dado por las puntas de los pelos de color oscuro.